Ecología de Sistemas Humanos

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ECOLOGIA INFANTIL Y MADURACION HUMANA

Un análisis desde la orgonterapia post–reichiana

Maite Sánchez Pinuaga y Xavier Serrano Hortelano

   

Capítulos

Intro

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Apend

  

      

CAPITULO II

“PREVENCION INFANTIL Y AUTORREGULACION”

 

En el estudio del paradigma reichiano como clínicos y agentes de cambio en busca de un modelo más sano y más feliz de la vida y de la convivencia, tenemos necesariamente que detenernos en el abordaje de la prevención dentro de la Orgonomía.

 

MODELO TEORICO

 

Vamos a partir de:

–La investigación de Reich y colaboradores (M. Silvert, Ch. Rafael, etc.) en los años 40, en el Orgonomic Infant Research Center, sobre el estudio del niño sano.

–Aportaciones de P. Martin, M. Ribble, L. Bellami, E. Laborit, J. Bowly, R. Spitz, G. Malher, A. Freud, M. Langer, R. Soifer, A. S. Neill.

–Los datos obtenidos de ciertos estudios antropológicos como los de B. Malinowsky y M. Mead.

–Las últimas aportaciones desde la orgonomía de E. Baker, F. Navarro, M. S. Pinuaga, X. Serrano.

 

SISTEMATICA DE TRABAJO

 

Comienza con el Diagnóstico Inicial Diferencial Estructural –D.I.D.E.– (Serrano, 1990) de la pareja que va a tener un hijo, fundamentalmente de la madre. En base a este diagnóstico previo vamos a contar con la guía necesaria para abordar el trabajo del embarazo y del parto, post–parto, ya que siempre el conocimiento de su estructura particular nos condiciona para orientar nuestro interés a unos aspectos u otros e insistir con mayor intensidad en unos niveles u otros. Hemos de tener en cuenta que hablamos de un trabajo focal generalmente de unos 5 a 8 meses.

 

Con una mujer con una estructura psicótica (Serrano 1990) va a ser prioritario favorecer el vínculo con el/la terapeuta, tocando a menudo su piel, trabajando fundamentalmente el nivel ocular y facilitar su contacto orgonótico y sus sensaciones corporales, con el objetivo de aumentar el nivel de carga de su biosistema que repercutirá, asimismo, en la capacidad de pulsación del Organismo Humano Intrauterino –O.H.I.[1]_ – (Serrano, 1994), rompiendo el círculo de predisposición a la psicosis. Se insistirá en este caso en el uso del acumulador de energía orgónica .Or.Ac. (ver De Meo, 1984)

En el caso de una estructura borderline (copertura caracterial) (Serrano, 1990) el vínculo se hace también necesario a partir de un primer abordaje que pretende disminuir sus resistencias y barreras más características. Se favorece, no tanto la irrupción de la rabia oral o la caída en depresión, como reducir sus elementos paranoicos facilitando así la función de maternage del/la terapeuta. Se trabajará básicamente ojos, boca y diafragma.

Con una estructura de carácter neurótica (Serrano, 1990) insistiremos más en el trabajo de diafragma y pelvis. Podemos llegar mucho más lejos analíticamente en relación a contenidos inconscientes de tipo incestuoso, de identificación negativa con la madre, etc.

 

TRABAJO DURANTE EL EMBARAZO

 

El conjunto de trabajo a lo largo del embarazo abarca tanto las sesiones individuales con la madre con la vegetoterapia prenatal, como las sesiones en pareja. Recomendación de ciertos hábitos alimenticios e higiénicos, como también el desarrollo libre de su sexualidad como fuente directa de autorregulación energética de la madre y del embrión–feto, puesto que ella es su ecosistema. Uso del Or.Ac. y sesiones de grupo con otras parejas embarazadas.

 

DESARROLLO DEL PARTO

 

En el desarrollo del parto, también de acuerdo a qué tipo de estructura tiene cada mujer, lo más importante será favorecer la toma de contacto, la calidad de la relación con el compañero o en su caso del/la terapeuta asistente al mismo, el abandono a las sensaciones y emociones con la movilidad pélvica. Es importante resaltar la necesidad de continuar la fusión madre–recién nacido; siguiendo en cuanto a método obstétrico en sí la visión general de nacimiento sin violencia (Leboyer, Odent.).

 

POSTPARTO

 

A partir de este momento se realizarán sesiones con los padres y con el niño/a, con una periodicidad variable y que se irán distanciando con el tiempo, consistiendo en revisiones terapéuticas y/o pedagógicas del desenvolvimiento de la función de los padres, sus dificultades y dudas a lo largo de los diferentes momentos del desarrollo de su hijo/a.

Los elementos profilácticos de intervención en nuestra función consisten en:

–En los primeros meses y cuidados del recién nacido u Organismo Humano Extrauterino –O.H.E.[2]_ (Serrano, 1994) se evitarán las continuas interferencias externas al triángulo padre–madre–bebé.

–Se recomienda que ambos atiendan a las necesidades epidérmicas del O.H.E y que la madre mantenga una disponibilidad y proximidad corporal lo más intensa y continuada posible, sin atender a otras normas de atención al bebé que las demandas espontáneas de éste y las que le dicte su propio instinto maternal (en cuya autoconfianza habremos insistido durante todo el tratamiento previo y que supone “contacto”).

–Importancia de la estimulación ocular temprana.

 

PERIODO DE LA ORALIDAD PRIMARIA

 

A lo largo de este período hasta los 9 o 12 meses, se recomienda seguir respetando el ritmo de demanda del bebé, incluso si durante la noche es muy continuado, debido a la falta de actividad motriz que le sirve de descarga y de organización–maduración de sus funciones corporales y de su psiquismo. Tanto la gratificación sexual con el compañero, como la posibilidad de canalización emocional (es decir, energética) de la madre con éste servirán de base para el fortalecimiento de su capacidad de contacto en la función de amamantamiento.

En ocasiones es necesario efectuar suaves intervenciones directamente sobre el bebé, a modo de masajes en la zona ocular, oral, cervical, torácica y/o diafragmática, según el grado o cualidad de inhibición o dificultad concreta observada en él, ayudándole a recuperar su estado de vitalidad y placer.

 

PERIODO DE LA ORALIDAD SECUNDARIA

 

Durante la oralidad secundaria, que define el período de tiempo desde el final de la oralidad primaria hasta el comienzo de la fase genital infantil, la función oral, en cuanto a satisfacción sexual sigue vigente aunque con una significación cualitativamente diferente, pues sirve de puente hacia la fase genital infantil. Nuestra comprobación experimental, es que no tiene lugar la definitiva genitalización de la libido si ha existido un período de ausencia de objeto sexual (será la frustración oral y el abandono inducido de la posibilidad de gratificación sexual oral, la causante del desencadenamiento de la rabia oral y el desplazamiento a la analidad que tan a menudo impide al sujeto la vivencia genital satisfactoria).

En nuestra sistemática de la profilaxis con el triángulo familiar en estos momentos, orientamos el trabajo hacia la dinamización de ese cambio paulatino en la relación oral, en el que progresivamente se va favoreciendo la autonomía–separación de la díada madre–hijo/a y el destete definitivo, con una intervención cada vez mayor de la función del padre y del resto del núcleo familiar. El ingreso en el jardín de infancia se torna funcional y positivo conforme va creciendo su interés y necesidad social fuera del marco familiar y no antes. En relación a todos estos temas, se hace necesario abordar con los padres la problemática que gira en torno a la defensa de la agresividad y expansión corporal y afectiva de su hijo/a, así como el hecho de ofrecerle los medios y el punto de realidad para saber afrontar la destructividad, las contrariedades y limitaciones impuestas socialmente a su capacidad expresiva.

En todo momento, a lo largo del desarrollo de la oralidad, sea primaria o secundaria, se irá trabajando dinámicamente con los padres la función y el cómo de la lactancia. Suele ser necesario facilitar la toma de contacto y la aceptación de la función de la maternidad dadas las condiciones socioculturales en las que nos desenvolvemos en la actualidad (en las que prevalece la importancia de la función social) y que frecuentemente interfieren en el deseo profundo de los padres de vivir plena y alegremente la maduración de su hijo/a.

 

EVOLUCION GENITAL INFANTIL

 

Seguiremos periódicamente supervisando y facilitando, con nuestro trabajo, el desarrollo de la autorregulación del niño/a a lo largo de su evolución genital infantil (la primera pubertad en términos de Reich, de los 3 a los 6 años). Se han de asentar las bases que permitan al niño/a crecer en su autonomía, su libertad expresiva, su racionalidad, para que los padres puedan estarle afectivamente cerca ante los nuevos cambios de intereses, sus nuevas sensaciones corporales, sus curiosidades naturales, el nuevo modo de sentir y abordar el cuerpo de la madre o el padre (según sea niño o niña), la toma de decisiones, etc.

Es importante favorecer los contactos corporales infantiles y paralelamente señalar al niño/a los límites reales de su relación amorosa con el progenitor. Todo ello como forma de evitar la fijación edípica. Sin olvidar la ayuda que, ciertamente, requieren frecuentemente los padres para dinamizar sus propias dificultades en este sentido, de modo que su actuación pueda llegar a establecer un edipo positivo referencial (Serrano, 1994).

Somos conscientes de la dificultad que entraña hacer convivir el mensaje del trabajo de la profilaxis orgonómica con el cotidiano paradigma científico–social establecido. Continuamente nos enfrentamos al sistema. También somos conscientes de que el alcance de estos objetivos se verá restringido por los límites de los profesionales que realizamos esta función, los padres, educadores y en general las estructuras sociales. Por ello en la práctica de nuestro trabajo en cada situación nos aproximaremos más o menos, según múltiples variables que marcan la individualidad de la acción, a los fines de la autorregulación.

Sin objetivos no hay movimiento expansivo y sin éste nos encontramos con una acción limitada, tendente a la contracción y, por tanto, con una base de resignación. En dicho movimiento, la profilaxis en el paradigma reichiano tiene que contemplar tanto el plano subjetivo como el objetivo (en el sentido dialéctico–marxista), durante el desarrollo de los primeros años, que siguiendo a Reich son aquellos durante los cuales “el árbol puede crecer recto o torcido”.

 

 



[1] Proceso evolutivo del nuevo ser humano desde el zigoto hasta el momento del parto.

[2] Proceso evolutivo del nuevo ser, desde el momento del parto hasta los seis meses de vida extrauterina, al finalizar la fase fetal, según Portman.

  

    

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